¿Se puede sentir nostalgia de una
época que apenas hemos vivido? ¿Es normal la sensación de melancolía
alegre cuando vemos escenas o escuchamos melodías que pertenecen a
décadas que no son las que te dejan huella? Yo creo que la respuesta es:
rotundamente sí. A mí me ocurre constantemente con la música de los
años 80 (que sonaba cuando yo apenas empezaba a existir) y de los 90 (de
la que tengo muchos más recuerdos pero no tenía por desgracia un
criterio musical definido)
He descubierto muchos grupos tarde, y me
refiero a tarde cuando ya están tan asentados que su influencia o
innovación son más tenues, o incluso cuando ya han desaparecido, como es
el caso de Curve, dúo inglés ya extinto que dejó como legado un puñado de buenos discos, de esos que aguantan estoicos el paso del tiempo.
A
pesar de lo avanzado de este año, son muy pocos los discos publicados
que me interesen lo suficiente, así que no me está quedando más remedio
que buscar nuevos artistas, o tirar de archivo redescubriendo a mis
favoritos, entre los que están desde hace años los londinenses Curve y
todos sus trabajos discográficos, entre ellos Doppelgänger. Hoy
no traigo una novedad, traigo uno de mis clásicos, que es mucho más
importante. No consigo imaginar cuanto me gustaría si en vez de seis o
siete años, este disco trabajo me hubiese acompañado desde 1992, cuando
se publicó. Los recuerdos asociados lo convertirían en algo brutal.
CURVE: PERSONALIZANDO EL SHOEGAZING
Aunque
siempre tuvieron un seguimiento algo discreto y “underground”, Curve
disfrutaron de las alabanzas de críticos y el seguimiento fiel de sus
seguidores. Además es de esas bandas que han sido tan influenciadas como
“influenciadoras”. Todo ello les otorga un huequito vitalicio en la
historia de la buena música.
Para poder explicar qué tipo de sonido ofrecían, primero debemos relacionarlos con la siguiente palabra: shoegaze o shoegazing.
Es un término empleado para describir un tipo de rock especial, en el
que los guitarristas distorsionan mucho las guitarras de manera que
estas copasen casi todo el sonido de las canciones, es decir, las
guitarras crean una atmósfera muy melódica conformada por riffs largos,
repetitivos, junto a voces envolventes. Este estilo de ensueño, añadido a
la actitud de los intérpretes (pendientes de los pedales, distante,
incluso flemática), llevó a inventar esta palabra, que en inglés viene a
significar algo así como “observando los zapatos”.
Su época de auge
fue entre finales de los 80 y mediados de los 90. Luego fue relegado por
el grunge o el metal alternativo, otras vías más desgarradas de
interpretar con las guitarras que coparon casi todo el protagonismo en
el rock.
Por citar a alguno de los grupos más representativos del
shoegazing están My Bloody Valentine, los cuales por cierto han
publicado en este 2013 un disco nuevo después de muchos años de
silencio, recuperando así el sonido shoegaze más puro.
Volviendo a Curve, son una banda que bebieron de estas fuentes aunque su
estilo es bastante más enérgico y menos, digamos, “ambiental”, no tan
estrictamente shoegaze. Se formaron en Londres en 1990. Dean Garcia
fue el creador de casi toda la música: bajo, percusión programada,
algunos teclados y muchas capas de guitarras. El resultado es una media
ponderada entre el rock alternativo (que pesa algo más en la ecuación), y
su complementario: un ambiente algo reflexivo, algo retorcido y algo
opresivo sin ser a la vez nada de ello. Un sonido único y difícilmente
descriptible. Escuchar a Curve es chapotear entre un mar de guitarras
densas sin ahogarse en ellas, para pasar en otros pasajes a flotar por
encima de sus notas.
Su compañera Toni Halliday se encargaba de
todas las letras y de interpretarlas con su sugestiva voz de tono
grave, muy sensual, al igual que esos matadores ojos azules cuyo
contorno casi siempre oscurecía con maquillaje.
Durante el año 1991 publicaron tres EP de cuatro canciones cada uno. Uno de sus mejores temas de esta época es este:
Clipped:
Su primer y exitoso disco, Doppelgänger,
llegó en marzo 1992, como he señalado antes. A finales de ese mismo año
recopilaron aquellos tres primeros EP bajo un álbum que se llama Pubic fruit. Alternando con sus giras, siguieron componiendo temas y solamente un año después llegó su segundo disco, Cuckoo,
que gustó también a los críticos pero era mucho menos accesible
sonoramente que el anterior, por lo que gozó de bastante menos éxito
comercial que el anterior. Los dos miembros de Curve, decepcionados por
este pequeño fracaso y agobiados por las giras de conciertos,
abandonaron el proyecto.
CURVE POST-SHOEGAZE
Unos años después se les pasó el berrinche y grabaron un single nuevo, que les animó a retomar su carrera musical juntos. Come clean,
su tercer disco, llegó a principios de 1998, con un cambio bastante
notorio en su sonido. El shoegaze ya no daba más de sí, así que
decidieron volver con una mezcla de electrónica bailable y rock
alternativo. Interesante punto de partida para la segunda etapa de su
carrera discográfica, este disco supuso la reconciliación con el éxito,
dentro de la escena independiente.
Ya he dicho que Curve fueron
influenciados pero también han sido influencia. Bien, ahora viene una
parte algo controvertida. Mientras Curve “hibernaba”, una banda empezaba
a cosechar un éxito bestial a nivel internacional: Garbage. Siempre,
siempre, SIEMPRE leo comparaciones entre el sonido de ambos grupos,
porque similitudes tienen, eso no puede negarse. Me gusta mucho Garbage y
me molesta que se diga que “robaron y comercializaron” el sonido de
Curve, porque una cosa es la influencia y otra el plagio, y de esto
último no hay nada. Ambas bandas tienen electrónica, guitarras y
programaciones atmosféricas; virtudes similares pero desarrolladas de
maneras diferentes. Garbage son más accesibles, con temas más ligeros,
variados, sencillos, “pop”, mientras que Curve se mantuvieron siempre en
el lado más complejo de las composiciones.
Shirley Manson (cantante de Garbage) no tiene la culpa de que su sexy voz de contralto sea tan parecida a la de Toni Halliday, es su timbre y punto. Shirley es una gran artista. Dicho esto, la mayor discreción de Toni con los mismos resultados me la eleva a categoría de diosa de la música.
Shirley Manson (cantante de Garbage) no tiene la culpa de que su sexy voz de contralto sea tan parecida a la de Toni Halliday, es su timbre y punto. Shirley es una gran artista. Dicho esto, la mayor discreción de Toni con los mismos resultados me la eleva a categoría de diosa de la música.
Me fastidia
que se metan con Garbage, sí, son buenos... pero no tan innovadores,
por ello hubiera sido justo que Curve recibiera algo más de difusión.
Durante unos años, ambos grupos coexistieron, cada uno por su lado. Curve publicaron dos discos más Gift (2001) y The new adventures of Curve (2002, solo en formato digital), además de una recopilación de temas inéditos Open day at the hate fest (2001) Cada vez había menos guitarras y más electrónica, pero nunca se perdieron del todo su aura oscura.
Tras The way of Curve
(2004), que es recopilación de grandes éxitos y más temas inéditos, se
separaron de nuevo en 2005; y hasta hoy no ha habido reformación, ni
parece que vuelva a haberla nunca más. Nos quedaremos con todas su
canciones, que con muchas y la mayoría muy buenas.
¿Qué ha sido de ellos? Siguen en el mundo de la música, afortunadamente. Dean Garcia creó otra banda, SPC ECO, que parece similar a Curve pero aún no he escuchado. Toni Halliday tiene un proyecto en solitario llamado Chatelaine, donde su intensa voz arropa temas de corte acústico y orquestal.
DOPPELGÄNGER
Retrocedemos
de nuevo al principio de la carrera de Curve, al estilo shoegaze
inmortal que me evoca a épocas pasadas con recuerdos que no tengo.
Doppelgänger
es un ejemplo más de los diferentes sonidos que se puede sacar de una
guitarra eléctrica, cuando los riffs de una se superponen a los de
otras, y esa trenza sonora cubre las canciones, envolviendo a su otra
protagonista: la voz de Toni. Es un disco redondo del que se pueden
decir muchas cosas buenas… pero repetitivas. El estilo de los temas
queda claramente distintivo pero es también homogéneo, el resultado
general requiere atracción. Hablando claro: o te gustan todos los temas o
no te llama la atención ninguno.
Already yours hace honor al
nombre del grupo e inicia el disco con piruetas y curvas entre la
percusión y la muralla de guitarras. Una canción de las más rítmicas, y
pegadiza en su estribillo, dentro de lo que cabe, donde la voz de Toni
se desliza juguetona y canta sobre bendiciones y maldiciones.
Horror head es uno de los singles del disco, por lo tanto puedo rescatar videoclip:
Las
guitarras repetitivas van a su aire, impregnándolo todo; Toni rompe la
monotonía deslizándose juguetona, invitándonos a su inseguridad mental,
al horror que hay dentro de su cabeza.
Uno de los riffs más característicos de todo el disco, bajo mi punto de vista, lo encontramos en el tercer tema, Wish you dead,
también de los más movidos. Toni casi nunca se sale del vibrato grave,
ni falta que le hace para sonar amenazadora: mentiras, puñaladas por la
espalda, venenos que perturban el sueño… y deseará que estés muerto.
Siempre ha sido una gran letrista, porque sus confesiones más serias o
tenebrosas huyen de efectismos y simplezas.
Doppelgänger o la
doble identidad, la parte buena junto a la parte maliciosa de cada uno.
Toni arranca el tema suavemente, su voz es un elemento atmosférico más.
Después entona desde las profundidades de su ser, pero casi con
dulzura, que el diablo está en ella, siempre desde un punto de vista
bello y poético. De los temas más sensuales que tienen en su catálogo,
el sonido va y viene en intensidad, sube y baja, es una noria, un
trance, una hipnosis… una droga.
Después de cuatro intensísimos temas nos relajamos algo escuchando Lillies dying,
que aligera algo el peso de las guitarras y deja pasar algo de luz a
través de esa pared. Toni me dice que no tiene problemas conmigo, así
que será mejor creerla.
Ice that melts the tips mantiene la
poca heterogeneidad en el sonido rockero, siendo otro tema muy brioso y
pegadizo. Aplíquense ventajas de todos los temas anteriores y no hay más
que añadir.
En Split into fractions, las guitarras se
reparten entre las que tejen acordes como omnipresente fondo y las que
nos regalan cuatro o cinco notas melódicas repetitivas pero que son lo
más característico de la canción. Toni se atreve a salir de su registro
habitual y medio recita medio rapea algunas estrofas.
Think and act
regala a nuestros oídos todo lo mejor del disco hasta ahora (ya he
dicho que el sonido es muy compacto). En este caso, es interesante
detenernos en las letras que nos hablan de decepción y posterior
liberación, lo que supone abrir los ojos y darse cuenta de que la otra
persona ni piensa ni actúa como y cuando debe.
Faît accompli es
otro tema “amable” pero con reservas. De los más cercanos al pop,
aunque su letra no podía ser menos frívola: Toni habla de dejarnos
seducir por su oscuridad, que nos hará sentir bien… Admiro su capacidad
para cambiar sutilmente alguna que otra palabra entre estribillos,
añadiendo sílabas, variando cadencias…
Sandpit
suena a epílogo. No estoy seguro de si su carencia de batería y el casi
protagonismo total de sintetizadores son suficientes para llamarla
balada. Llamémosla “dream pop”, otra de esas etiquetas musicales muy
ligadas al shoegaze. Así, con mucha evasión y una voz cálida que nos
arrulla, concluye uno de los mejores discos debut que he escuchado
jamás.
CURVAS Y GUITARRAS
Nada de dobles intenciones. Doppelgänger
es un trabajo poco conocido pero imprescindible si te gustan las voces
femeninas seductoras, las letras trabajadas y expresivas, el rock que
sabe combinar ritmo y oscuridad, y las bases electrónicas nada ruidosas.
Podría deshacer todo lo escrito y empezar de nuevo, sé que se me
ocurrirían nuevas ventajas, así como nuevas maneras de expresar las ya
señaladas. Lo mejor es seguir escuchándolo en un bucle que empezó hace
años, y apenas hay soluciones para salir de él: la más efectiva es
ponerme otro de los discos de Curve.
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